Un disco de blues. Un abuelo con su guitarra en un garito, en directo, tocando como quiere y sin darse importancia. Mogollón de noches me lo he puesto para ir a la piltra anulando el reguetón de los vecinos de arriba. Setenta minutos que nunca he comprobao con un reloj y una canción con iniciales de pollo en inglés C.H.i.K.N. con toda la gente descojonándose con lo que canta cuando acaba, menos yo, que no sé inglés, ni puta falta que hace. Os odio, hijosputas. Para mí, un disco de la hostia.
